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Monday, August 30, 2010

BRITO

el blog de Heinz Roth - noticiero digital


30 De Agosto de 2010

Nunca he estado de acuerdo con el suicidio como fórmula para escapar de los problemas. Desde muy joven me tocó presenciar y estar cerca de suicidios de gente conocida, afectándome más de lo normal porque para esa época era un quinceañero que no conocía los efectos de la muerte sobre mi entorno.

Mi conclusión en aquella época era que los suicidas cometían esos actos más para castigar a sus seres cercanos, que para escapar verdaderamente de sus problemas. Era un acto de supremo egoísmo, pensaba en mi rabia.

Ya más adulto volví a revivir el mal gusto de acompañar a los familiares de un suicida y esa vez me documenté mejor. Leí varios artículos científicos que justificaban esta conducta desde el punto de vista genético. Comprendí que aparte del supremo egoísmo, también existía esa carga hereditaria como un kamikaze escondido en alguna parte del ADN de los suicidas, por lo que cualquier excusa serviría como detonante para suicidarse.

Las huelgas de hambre como forma de expresión y presión política tienen una connotación parecida a mis conclusiones sobre el suicidio, pero hay que añadirle la manipulación. El asunto está en la valoración que los distintos actores políticos y sociales hagan sobre las huelgas de hambre como forma de protesta.

Sin duda alguna que los bonzos resultaban muy escandalosos y dolorosos, además que resultaban del todo inútiles desde el punto de vista de la presión política o social. La huelga de hambre en cambio, se ha convertido en la forma más común de presión política y social en todo el mundo. Siempre y cuando estemos hablando de países medianamente civilizados, porque en las republiquetas gamberras, las huelgas de hambre solo sirven para acusar a los huelguistas de locos o delincuentes, sin entrar a analizar los otros aspectos que conllevan a una medida tan extrema.

Lo lamentable de la muerte de Brito es que él estaba muerto desde hacía tiempo. Eso lo sabía el gobierno y lo sabía la oposición, lo sabía la familia de Brito y lo sabía el mismo Brito. Su causa por más justa que fuera nunca llegaría a nada porque simplemente estamos bajo el imperio de un gobierno que ha revertido la realidad como un espejo bizarro, donde todo está al revés.

Deseo expresar mi pesar por la muerte de Brito, sin entrar en procesiones psicológicas, jurídicas, morales, ni políticas.

Brito estaba muerto desde hacía tiempo, como muerta ha estado nuestra democracia, la justicia y la libertad, aunque la maquillen de revolución progresista, humanista y socialista.

Y finalmente quiero decir que me asquea el revoloteo de los zamuros sobre Brito haciendo un festín en medio de las miserias de Venezuela, porque como siempre, aquí solo se oirá a lo lejos esa risita bizarra ya conocida por todos.

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