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Tuesday, May 17, 2011

Pedro Lastra: TODOS SOMOS DE LA CUARTA

TODOS SOMOS DE LA CUARTA

Como le decía el noble y generoso Don Quijote a su leal escudero,
apesadumbrado por las inconsecuencias del mundo, “cosas veredes,
Sancho”.


Pedro Lastra

       En el colmo de la miopía, por no hablar de hipocresía, pululan por
los mentideros políticos nacionales prominentes cuadros de la Cuarta
difamando, precisamente,  a la Cuarta que los parió.  O utilizándola
como arma arrojadiza para espantar incautos, tan ciegos e hipócritas
como ellos mismos. Para esos hijos pródigos de la Cuarta, no hay peor
madre que la que los parió. Y los amamantó hasta ponerlos rollizos y
rozagantes.

       Hugo Chávez, hijo de una familia de notables copeyanos de postín que
en un sesgo premonitorio le adosaron al Hugo de su padre el Rafael del
Dr. Caldera, como adivinando que el impoluto y divinizado prócer
socialcristiano y fundador de la Cuarta le lanzaría el cabo con el que
lo salvaría del naufragio, ha hecho de la abominación de la Cuarta de
sus padres esencia y consigna de su carrera política. Olvidando, de
paso, que en la cúspide de esa Cuarta República fue recibido con los
brazos abiertos por una Academia Militar, corazón de la Cuarta,
encumbrado a la coronelía por excelsos oficiales de la Cuarta y
salvado de pudrirse en las mazmorras por causa de su infame felonía
por más de un general de la Cuarta. De todos los actuales candidatos,
Chávez es quien más le debe a la Cuarta. Sus bravatas contra la Cuarta
son biliosas gotas de veneno puro. Lo escupe al cielo.

       Todo su cogollo es cuartorepublicano. De lo que no se salvan ni los
tirapiedras de la Cuarta, como Elías Jaua o Izarrita. No se diga de
José Vicente Rangel, veterano de la Tercera y de la Cuarta, como su
compadre Luis Miquilena. ¿Dónde nacieron y quiénes parieron a Müller
Rojas, a García Ponce, a Soto Rojas, a Darío Vivas, a Diosdado Cabello
y a toda la parentela? Generales, diputados, guerrilleros, tenientes,
capitanes, periodistas, tinterillos y tinterillas del más diverso
jaez, todos de proveniencia cuartorepublicano. Sin la cuarta no
hubieran aprendido a leer, no hubieran llegado a los cuarteles o a las
universidades, ni hubieran comido del festín de asesorías y altos
cargos en la administración pública. Que los hay por carajazos.

       Si eso es así de los que la difaman, tampoco deja de serlo entre los
que quisieran borrarla de su curriculum para disfrazarse de recién
nacidos. Capriles encabezó la plancha de COPEI por el Zulia, lo que le
permitió como en un maravilloso gesto de prestidigitación ingresar al
parlamento por la puerta ancha. Tan ancha, que sería presidente de la
cámara baja de la Cuarta. Por Copei, de la Cuarta. Leopoldo comenzó su
excelente carrera de servidor público como funcionario de PDVSA. La
propia, la que viste y calza, pero la de verdad, la de la Cuarta. Y
así, con todos los precandidatos, si bien entre ellos hay los que
exhiben esa pertenencia antes como un honor que como una deshonra.
Álvarez Paz, varias veces diputado y varias veces gobernador por el
Zulia. Diego Arria, prominente independiente ligado a AD desde el
primer gobierno de Carlos Andrés Pérez. Ledezma, diputado, alcalde y
gobernador en tiempos en que con AD se vivía mejor. De Rosales y Pablo
Pérez, de César Pérez Vivas, de Salas Römer y Salas Feo, no se diga.
Puro cuarto republicanismo.

       Mi querido y admirado amigo Eduardo Semtei sale a romper lanzas por
uno de esos notables y meritorios candidatos defendiéndolo de “la
vieja guardia”, que lo ataca. Nadie mejor que él, prominente de la
Cuarta, de la Quinta y ojalá de la Sexta, para saber que en la
política no se combate con gladiolos. Ni de considerar difamatorio
pertenecer a “la vieja guardia”, de los que él fuera notable
militante. ¿O es que nació a la política cuando Capriles lanzó su
candidatura?

       Como decía el noble y generoso Don Quijote a su leal escudero,
apesadumbrado por las inconsecuencias del mundo, “cosas veredes,
Sancho”.

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